Llegó apurado, todo transpirado, paso al baño, se ducho,
tomo un vaso de agua fresca y al entrar en la habitación estaba más enfocada; no se encontraba aún en su oficina, ya había salido de ella.
Estaba fuera.
El contexto era otro muy distinto.
Dejó su toalla, le pregunté si se sentía más cómodo, si se sentía mejor,
me comenta que si, y me cuenta la mañana pesada que había tenido, el día pintaba jodido...
Quería hacerse un impas, antes de llegar al hogar, en donde las cosas no se encontraban mucho mejor.
En su casa sucedían otras luchas: -no, no, no estamos bien.
Hace meses que no tenemos nada, siempre las nenas entran (la excusa)…-
Maxi, recostado, boca abajo, respira hondo, y suelta una bocanada de aire denso,
Cierra los ojos y se deja llevar.
La música tranquila, envuelve la charla, y la entrecorta en breves silencios de paz.
Mis manos recorren cada músculo de su cuerpo, dándole alivio.
Las yemas de mis dedos se adentran en cada fibra de su espalda, cintura, piernas.
Puedo sentir la energía salir a borbotones desde las palmas de mis manos. Y me encanta, nací para esto, me apasiono.
A estas alturas, Maxi no está desesperado por contar, ni por llegar, ni por resolver, ni por desaparecer;
se encuentra en esta cama, pero no está del todo allí, sino en alguna interfaz espiritual holística que ha drenado todo cortisol.
Nunca escuchas en realidad a tu cuerpo hasta que alguien más, toca las partes que estaban dormidas. Incluido el corazón.
Al llegar a la planta de los pies, cada punto de presión, le da vida a algo más.
-¿Estás bien?- No responde...es buena señal,
la sesión está surtiendo efecto, el efecto que vendo, el efecto que quiero aportar a los hombres.
Subo por sus piernas, vuelvo a su espalda, y Maxi se asoma en breve a la realidad.
-¿Cómo estás?-
-Uff, me quede dormido, me fui, ¡perdón!-
-jajaja, no, esta bien!, ese es el punto.
Los besos se deslizan desde los glúteos, cintura y espalda,
mi lengua recorre cada milímetro de piel,
subiendo por su cuello, beso su oído y bajo otra vez,
se da vuelta y todo sigue en base al plan.
La sensualidad es más sanadora y placentera que la sexualidad misma.
La sensualidad tiene poder sobre la sexualidad, la eleva, la espiritualiza,
nos vuelve más que humanos,
Nos toca lo que estaba dormido y no sabíamos que estaba ahí.
Es para todas y todos, altos, gordos,
bajos, flacos,
todo tipo de tono de piel, todo tipo de nombre.
En la cama no hay ideologías, en la cama no hay política, en la cama se encuentra toda la vulnerabilidad del ser humano.
Tener sexo es una relación, es contarle algunos secretos al otro y que el otro me los cuente a mi.
Incluidos todos los motivos del Hombre.
Pequeña Bianca
@pensamientosdebian
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