Impávido,
en esa mesa,
justo a dos metros de la puerta de entrada,
quizás un poco menos, no lo recuerdo muy bien.
Impávido,
una colita de pelo,
anteojos y la sonrisa extraordinaria;
nada común,
algo latía allí, algo vivo.
El Ser, no era alto,
como el estereotipo de las revistas,
no era el modelo del año.
Pero esa luz...
existía un brillo, inexplicable,
dentro de tanta oscuridad,
sentado a un costado, observante.
Un León psicológico.
Ella se acercó como toda una flor en movimiento,
sus pétalos rosas acunaban los frágiles brazos de lado a lado,
y con delicados pasos en tacones brillantes,
se acercó.
Un cervatillo sin experiencia.
Las sonrisas eran idénticas, casi gemelas, así lo sintió, así lo vió y así lo vivió.
Terminantemente prohibido enamorarse en el submundo,
aledaño a la carretera;
una de las reglas más importantes para la Luna:
"No te enamores de un cliente".
Pero estaba sucediendo; era la primera vez de muchas cosas...
de tantas cosas inimaginables.
Hacia poco más que menos tiempo del esperado,
vivía entre montañas un sueño hippie de rulos.
Y ahora ésto.
La vida en la noche, las reglas de la noche.
Este extraño lugar, esta extraña situación,
nada parecido a los rayos del sol, ni su idioma.
Cambiantes reglas de la luna.
Así comenzaron la relación menguante, entre copas, fonola, y mesa de billar.
Y las charlas...
Los extensos coloquios sobre filosofía, y todos los filósofos,
sobre psicología, y el único psicólogo del salón,
y el toque al fondo del bar,
en las sabanas recién tendidas, limpias sólo para ellos.
Y el sexo, mucho sexo;
y la piel, la piel...
mucha piel.
La piel habla,
tiene mente y boca,
y palabras,
casi como un Ser extraño,
un Alma entre el Aura y el Cuerpo.
La piel es inteligente, que nadie desmerezca esa inteligencia.
Y los vampiros, y Anne Rice,
el goticismo, Evanescence, Nightwish
y nosotros.
La noche derramada en nuestra mesa,
cayendo en nuestros dedos,
diciendo nuestros nombres;
y el escenario estaba rebosante de seres de abigarrado aspecto.
Algo estaba sucediendo,
algo extraño, algo inusitado, algo imprevisible,
algo inoportuno, nada conveniente, muy infrecuente.
Aunque el dinero va y viene, viene y va.
Iba y volvía,
y la Luna hacia la vista gorda a sus propias reglas y las reglas del amor.
Cuando el dinero revolotea por el salón como mariposa, todo es posible.
La Madame cierra la boca y la Luna ama.
Maripositas de colores volando sobre todos, haciendo su magia.
La historia de Luna enamorada no se encontraba escrito en ningún libreto,
y los espectadores observaban con ternura la tristeza del dia despues.
(Continuará...)
Pequeña Bianca
@pensamientosdebian
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P,d:Bienvenida luna nueva en Cáncer.